COLÓN DESCUBRE AMÉRICA; DESCARTES, LA SUBJETIVIDAD.
1 ¿Qué es el humanismo?
2 Descartes demuestra la existencia del
pensamiento, pero ¿cómo demuestra le existencia de la realidad externa?
3 El sujeto cartesiano, ¿un sujeto
transparente?
4 El dualismo entre el sujeto y el
objeto, ¿es un dualismo insuperable?
1.- ¿QUÉ ES EL HUMANISMO?
Tenemos dos grandes descubrimiento: Colón descubre
América y Descartes descubre la subjetividad. No siempre estas cosas se
relacionan, en realidad, yo ya lo dije y lo vuelvo a decir: la historia de la
Filosofía se estudia mal, la Filosofía se estudia mal. ¿Por qué? Porque la Filosofía se
estudia como si los filósofos fueran unos tipos distraídos que andan por ahí
pensando cosas que nadie entiende. En cambio los filósofos son seres muy
terrenales, metidos en grandes procesos históricos que ellos integran y
dinamizan con su pensamiento. Entonces la relación de Descartes y el
descubrimiento de América no es frecuente que ustedes la encuentren en los
libros de filosofía porque van a decir: para qué vamos a poner el descubrimiento de América en un libro de
filosofía, si un libro de Filosofía no es un libro de Historia, y un libro de
Historia no tiene que ser un libro de Filosofía.
Pero no, Descartes y Cristóbal Colón tienen mucho que
ver porque Cristóbal Colón descubre América para el capitalismo,
como lo habíamos visto. No es que descubre América porque América no existía,
América existía, pero no existía para los ojos mercantilistas del capitalismo.
El capitalismo descubre América con Colón e incorpora a América al mundo
europeo que era el mundo por
ese momento. Entonces se establece así un sistema mundo.
El hombre es el
centro. Ese hombre es el sujeto capitalista de la Historia y con esto nace el
humanismo. El humanismo nace cuando el hombre ocupa la centralidad y desplaza a
Dios de la centralidad. Este humanismo lo llamamos humanismo porque parte del
hombre. ¿De dónde parte
Descartes? Parte de la subjetividad, pero es la subjetividad del
hombre. El humanismo –vamos
a definirlo así- es una concepción
que hace del hombre el punto de partida epistemológico fundamental.
Epistemológico se refiere a todo aquello que sea el pensamiento científico de
la realidad. Entonces, el
humanismo es esa concepción que parte del hombre como sujeto, del hombre como
sujeto centrado a partir del cual es posible conocer todo lo otro que hay en el
mundo.
2.-Descartes demuestra la existencia del pensamiento,
pero ¿Cómo demuestra le existencia de la realidad externa?
Descartes dice: ya que yo veo todas esas cosas allá afuera, esas cosas tienen que
existir, porque si yo las viera y no existieran, Dios me estaría engañando.
Entonces, tienen que existir porque Dios es infinitamente bueno, es
infinitamente veraz, es incapaz de todo engaño y si yo veo todo lo que está
allí afuera es que Dios no me está engañando sino que todo eso que está allí
afuera está. Ahora, Descartes introduce aquí una figura muy
simpática que es la del genio maligno (le
maligne genie, en francés). Descartes escribía todo en francés. Esta
digresión es muy importante porque Descartes escribía en francés -no escribía
en latín- porque quería hacerse entender, quería llegar para que la gente lo
entendiera, quería llegar al pueblo en última instancia. Entonces dice podría haber un genio maligno que me
engañara y todo lo que está allí afuera no existiera. Yo estaría viendo
todo eso y eso no existe porque el genio maligno me está engañando. Sin
embargo, dice, la veracidad de
Dios tiene que ser más fuerte que el poder del genio maligno. Yo no puedo dudar
de la veracidad divina. Así Descartes llega a la siguiente
conclusión: todo aquello que yo veo que está allí afuera, es decir la res extensa, la cosa externa, tiene
que existir porque si no existiera Dios me estaría engañando y yo creo en la
veracidad divina. Ahora bien, metodológicamente, como vemos,
Descartes se ha traicionado porque para demostrar la existencia exterior de las
cosas no se ha remitido a su fundamento primero: el pensamiento; sino que se ha
remitido al viejo fundamento de la teología medioeval, a Dios. Entonces estamos
de nuevo en la teología medioeval y para demostrar la existencia de la realidad
externa Descartes recurre a Dios.
Recuerdo un chiste muy lindo que se contaba en mis
viejos años de estudiante en la calle Viamonte. En la calle Viamonte estaba la
Facultad de Filosofía y ése era un ámbito mítico donde circulaban personajes
como Oscar Masotta, León Rozitchner, Eliseo Verón, Sebreli… y a veces yo.
Bueno, había un chiste que salía en una revista que era el siguiente: era una
broma a la filosofía idealista; en el primer cuadrito de la historietita salía
un filósofo y había un florero dibujado en el aire y el filósofo decía: ese florero está ahí porque yo lo pienso,
como yo pienso ese florero ese florero está ahí. Segundo cuadrito, el
florero y el filósofo; el filósofo dice: si yo dejara de pensar que ese florero está ahí… tercer
cuadrito, el florero sólo, y se escucha la voz del filósofo: ese florero dejaría de existir.
Cuando en realidad el chiste era que el que dejó de existir fue el filósofo.
Este es un chiste típico del materialismo filosófico, el que propone la
primacía de la materia por sobre la subjetividad.
3.- El sujeto cartesiano, ¿Un sujeto transparente?
Aparte de los bastones de la policía de “abollar
ideologías”, la subjetividad como principio fundante de la Filosofía y como
elemento a partir del cual se podía probar la existencia de la realidad
externa, el cogito cartesiano
(el “pienso, luego soy”) va a recibir varios palazos a lo largo de la historia.
Pero hay uno, sobre todo, que en Buenos Aires es muy conocido que proviene de
la cualidad neurótica de esta ciudad portuaria llena, precisamente, de
neuróticos; y donde hay muchos neuróticos hay muchos psicoanalistas. Y donde
hay muchos psicoanalistas hay muchos neuróticos a la vez. Ahora comienzan a
haber muchos psicofármacos, quizás esto reduzca a los neuróticos y a los
psicoanalistas… bueno, no importa.
Paso al tema al que quería ir. El tema al que quiero
ir es Freud. Sigmund Freud es un hombre que dijo una frase muy adecuada: “un
cigarro a veces es un cigarro”. Porque siempre que uno ve un cigarro dice: oh, eso es un pene. No, no, a veces
un cigarro es un cigarro, aún en Buenos Aires. El golpe que el psicoanálisis le
da al sujeto cartesiano se puede explicar así: Freud le diría a Descartes: mire, Renato, hay algo que usted no tuvo en
cuenta. Usted, Renato –le preguntaría Freud- ¿se come las uñas? Sí – le diría
Descartes. ¿Usted a veces hace actos
que no puede controlar? Uy, sí, sí – respondería Descartes. ¿Usted sueña cosas, sueña con su padre, con
su madre? Sí, sí – volvería a responder. Bueno, usted es un neurótico –
le diría Freud. Hay cosas en
su sujeto transparente, traslúcido, indubitable de todo conocimiento; hay cosas
que ese sujeto ignora. El inconsciente es todo aquello que no pasa por la
conciencia – le diría Freud-que no se entiende desde la conciencia y que no puede ser ni conocido
ni controlado por la conciencia. Su conciencia, Descartes, no es tan
tranparente, sino que está herida, su sujeto está dividido, porque hay en él
una opacidad que lo lleva a hacer actos que no quiere hacer, lo lleva a tener
conductas repetitivas que no quiere tener, lo lleva a soñar cosas que le
revelan o le ocultan otras cosas. Entonces Freud le enseñaría a
Descartes la primera gran herida del narcisismo del cogito que es la existencia del
inconsciente.
Yo quería anunciar lo anterior para dejarlo planteado:
la gran herida del cogitocartesiano
va a ser esa. Esta planteado en muchos libros de Freud, quizás en algunos más
que en otros. Es bueno recurrir a ciertos libros de Freud para descubrir la
forma brillante en que don Sigmund ha trabajado el inconsciente que hiere al cogito cartesiano.
Ahora, el problema en el que habíamos dejado a
Descartes era cómo se demostraba la existencia de la realidad externa. Ahí
Descartes recurre a la veracidad divina. Pero para recurrir a la veracidad
divina hay que demostrar que Dios existe. Pero cómo sé que Dios existe… éste es
todo un problema. Esto es lo que se llama “la prueba ontológica”. La prueba
ontológica es la prueba acerca del ser de Dios, es decir que Dios tiene un ser
y que ese ser expresa su existencia. Hay un punto que yo voy a analizar acerca
de cómo Descartes demuestra la existencia de Dios y que es el punto más
genuinamente cartesiano porque él va a decir: dado que la imagen de Dios está en mí y dado que en mí la imagen de
Dios es la imagen de un ser perfecto, existe en mí la idea de la perfección. Si
la idea de la perfección existe en mí que soy un ser imperfecto, quiere decir
que alguien que es perfecto la puso ahí. Existe en mí la idea de la perfección,
yo no soy perfecto, por eso alguien que es perfecto la puso en mí y ése es
Dios.
4.-El dualismo entre el sujeto y el objeto, ¿Es un
dualismo insuperable?
Sartre va a demostrar que no hay una conciencia por un
lado y un mundo por otro, que la conciencia es intencional, que la conciencia
está toda ella arrojada sobre el mundo. Que no es que exista conciencia aquí y
el mundo ahí. Hay conciencia (de) mundo, eso es lo que hay. El mundo le es
inalienable a la conciencia. No hay una conciencia que no sea, a la vez,
conciencia (de) mundo. Esto es lo que Sartre y los fenomenólogos van a llamar intencionalidad
de la conciencia. La conciencia no existe reposando en sí. Sartre tiene una
hermosa imagen que es “como conteniendo el aliento”. La conciencia no está
conteniendo el aliento, la conciencia está como vomitada, expectorada sobre el mundo, está toda ella
arrojada sobre el mundo. Cuando yo corro detrás de un colectivo, no hay conciencia de estar corriendo detrás de un
colectivo, la única conciencia que hay es conciencia-colectivo. Si yo tomara conciencia de que estoy
corriendo el colectivo lo perdería porque sería un momento en el cual me
bloquearía.
Ahora, volviendo a Descartes –pero no olvidemos esto
sobre lo cual vamos a volver: las filosofías fenomenológicas son aquellas que
hacen a la conciencia un acto de pura intencionalidad. La conciencia se arroja
sobre el mundo. No hay un mundo ahí y una conciencia acá. Hay
conciencia-mundo-. Me interesa volver al rol del filósofo en Descartes.
Descartes en el final del Discurso del método tiene un muy lindo texto, termina
con un texto cálido, dice: quienes
lean esto y les guste, yo no quiero para mí fortuna ni grandes empleos, sólo
deseo que me dejen disfrutar de mi ocio. En realidad, el rol del filósofo es que lo dejen
disfrutar de su ocio que es un ocio creativo, no es un ocio de tirarse panza
arriba a escuchar cds, sino que es un ocio que le permite pensar. La concepción
que tiene Descartes del filósofo es la de un hombre que necesita serenidad para
pensar. De esa serenidad van a salir sus obras. El filósofo no transforma al
mundo con la espada ni con las bombas ni con la metralla, lo transforma con el
pensamiento si pone su pensamiento al servicio de la transformación del mundo.
Ya vamos a ver que ésta es la tesis 11 de Marx y es la que justamente propone
algo revolucionario para la filosofía que es no sólo pensar el mundo sino que
también transformarlo. Descartes, que no se lo proponía, que sólo quería que lo
dejaran pensar tranquilo y que le dieran el patrimonio de su ocio y sobre todo
no pedía ningún empleo -porque los empleos le quitan tiempo al filósofo-. Quería
usar su ocio para la libertad del pensamiento.
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